En esta época hay más niños que utilizan este servicio, puesto que no van a la escuela y no disfrutan de la beca de comedor
Los comedores sociales de Tarragona proporcionan el almuerzo a casi 160 niños y niñas de la ciudad. Los menores de edad, por norma general, no comen en los comedores sociales, pero estos centros se encargan de suministrar la comida. En el caso del comedor social de Bonavista, los padres acuden con su fiambrera y se llevan la comida hecha por los hijos. En cambio, el de Tarragona, que recibe el nombre de Mesa Amiga y está situado en la calle Cervantes, opta por entregar a los padres los productos frescos, como si hubieran ido a hacer la compra al supermercado y después la familia los cocina en casa.
«No es recomendable que los menores coman en un comedor social, no deben vivir este tipo de situaciones. Mejor que los padres se lleven la comida a casa», explica Maria Jurado, responsable de relaciones externas de Mesa Amiga.

El comedor social de Bonavista, situado en la calle 11, suministró el almuerzo a 77 menores durante el mes de julio. En verano, según explica Raquel Quílez, responsable del comedor, hay más familias que vienen a buscar comida para sus hijos que en invierno, ya que los niños no van a la escuela y por tanto no disfrutan de la beca de comedor. Ésta es una de las razones por las que el número de menores en el comedor sociales de Bonavista aumenta durante el verano. En cambio, el comedor social Taula Amiga mantiene el número de familias asistidas durante el verano. Este mes de julio, ha suministrado al almuerzo a unos 80 menores pertenecientes a 56 familias tarraconenses. Desde enero, han sido casi 800 personas las que han utilizado el servicio de comedores sociales. De éstas, más de 300 son menores.
El comedor social de Bonavista acoge a niños de todas las edades, desde recién nacidos hasta los 17 años. El centro cuenta con leche de continuación, cereales y alimentos básicos para el crecimiento de un menor. «Existe una relación muy cercana entre los voluntarios y las familias, conocemos sus necesidades. Hay usuarios que acaban de ser padres y nosotros le damos la leche y los cereales», explica Raquel Quílez, del comedor social de Bonavista.
Algunos de estos centros también suministran la cena a los más pequeños de las familias. Cuando los padres van a buscar el almuerzo, las voluntarias les preparan una bolsa picnic con bocadillos, zumos, fruta y pastas. De esta forma, los pequeños, durante el invierno, pueden cenar. Por otro lado, estos comedores tienen tendencia a preparar un paquete de alimentos para el fin de semana. «Aunque somos un servicio de comedor, también proporcionamos el desayuno de los fines de semana», explica Raquel Quílez, del comedor de Bonavista.
En verano baja la afluencia
Cuando llega el verano, el número de usuarios de los comedores sociales de Tarragona sufre un ligero descenso. El centro de Bonavista lo nota porque «en verano no tenemos lista de espera, aunque este bajón se ve compensado por el número de menores que atendemos», explica Raquel Quílez. Este descenso de usuarios podría tener que ver con que, durante el verano, existe más empleo en el sector turístico, lo que ayuda a salir adelante a las familias.
Por otra parte, el comedor Taula Amiga, también ha percibido que en verano hay un pequeño bajón de los usuarios. Maria Jurado, responsable del centro, asegura que una de las causas podría ser que, durante el mes de agosto, la Casa del Transeúnte, –el albergue gestionado por la Fundación Bonanit que acoge a personas sin techo– cierra sus puertas por vacaciones. El comedor social Mesa Amiga proporciona 65 menús diarios, bien para comer in situ o para llevárselo a casa.
Noticia original publicada en Diari Més